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El largo y doble bloqueo del Consejo General del Poder Judicial

Llevamos algunos años - más de cinco - hablando del bloqueo del CGPJ y ya hemos escrito casi todos al respecto intentando no mentar la bicha - lawfare[1] - para que no nos azucen la hidra madrileña (jopé, que entradita…)

Pero me parece de interés añadir que yo veo un doble bloqueo, otro además del primero que consiste en que unos señores y señoras muy talluditos y formales no se van de un sitio en el que tocaba que se fueran hace un montón de tiempo y siguen acudiendo a un edificio público sin que les toque, actuando en las cosas que les siguen llegando (¿?) y cobrando todos meses. Y un montón de personas alrededor que actúan como si nada sucediera: el bedel que les abre la puerta, el funcionario que firma sus nóminas, los ciudadanos que les saludan como si tal cosa cuando se les encuentran por las calles, los periodistas que acuden a sus ruedas de prensa cuando las convocan… En este primer bloqueo hay un partido político que además está muy conforme con la situación.

Pero veo, como digo, otro bloqueo, que se da en otros cuerpos de altos funcionarios y que añade mas desconcierto: el de clase. Así, según importantes expertos, estos señores y señoras serían, estadísticamente hablando, de buenas familias y por ello habrán acudido a colegios caros y formados con los mejores recursos disponibles, lo que hace mas extraña su actual - bueno, desde hace mas de cinco años - vocación de okupas.

Al respecto leo un artículo de un distinguido profesor universitario[2] publicado en el número 8 (Nueva época) de la revista Documentación Administrativa (INAP, Enero-Diciembre 2021) titulado ¿Debe la alta función pública parecerse a la sociedad? que existen varios factores que no han sido abordados hasta la fecha con la suficiente efectividad:

Uno, que esta élite no es representativa territorialmente. En los estudios disponibles aparece la región madrileña y alrededores como principal fuente - en algún cuerpo más que se triplicaban los miembros que le corresponderían por demografía - y otras muy por debajo de lo que le correspondería.  Así, se facilita que algunos cuerpos principalmente “se queden” en Madrid.

Dos, que en general proceden de las capas acomodadas de la población[3] con riesgo de “endogamia cultural”. “La orientación, inducción y contactos ofrecidos en casa - se dice - junto con el soporte familiar para preparar durante años las pruebas, parecen constituir una palanca eficaz para el éxito”. En el momento de escribirse el informe los candidatos destinaban “de media casi 3 años a la preparación de las pruebas, lo que deben acompañar de aprendizaje o refuerzo de lenguas extranjeras y el pago de academias o preparadores”.

 Y comparto que “la alta función pública debe parecerse a la sociedad, acabando con los determinismos y sesgos”.



[1] De Wikipedia: Se conoce como guerra jurídica, instrumentalización de la Justicia, judicialización de la política o acoso judicial (en inglés, lawfare) a la utilización abusiva o ilegal de las instancias judiciales nacionales e internacionales, manteniendo una apariencia de legalidad, para inhabilitar o provocar el repudio popular contra un oponente.

[2] Jorge Crespo González es Profesor de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) https://laadministracionaldia.inap.es/noticia.asp?id=1512943

[3] De acuerdo con los datos publicados en Ruano et al. (2014).


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