La DPP, incluida como una de las propuestas estrella para la reforma de la Administración del Estado.
Catorce años y medio después de la publicación del Estatuto Básico del Empleado Público y su artículo 13 sobre “Personal directivo profesional” en el gobierno de JL. Rodríguez Zapatero - tras el impasse de los gobiernos de M. Rajoy - se registra un impulso poderoso y concreto en esa dirección, con la publicación, hace unos días, a finales del 2021, del informe “Propuestas para reformar la Administración del Estado”, que dedica uno de sus 13 apartados a la “Profesionalización de la dirección pública”.
El informe es el resultado del compromiso
del Ministerio de Hacienda y Función Pública con la Administración del siglo
XXI, para afrontar los retos del futuro, poniendo en valor los servicios
públicos en la etapa post pandemia para “redistribuir la riqueza, evitar
desigualdades y actuar como impulsor del dinamismo económico, de la innovación,
de la investigación y de la capacitación del capital humano que luego se
trasladará a la economía en su conjunto”.
Un reto que “no sólo requiere recursos, sino
también una buena gerencia pública” conectada con el componente
11 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, cuyas reformas han
de cumplirse en los términos y plazos comprometidos por el gobierno de España
ante la Comisión Europea.
Para ello, la Secretaría de Estado de Función
Pública constituyó, en abril pasado, el “Grupo de análisis y propuestas de
reforma en la Administración del Estado”, presidido por la directora del INAP, Consuelo
Sánchez Naranjo, integrado por nueve personalidades de alto nivel – entre
ellas los admirados profesores Manuel Arenilla y Francisco Longo,
y nuestra compañera de la ADPP, Concepción Campos -, y cuya coordinación
y secretaría ejerció mi buen amigo, hace años alto responsable en la Junta de
Comunidades de Castilla- La Mancha y ahora alto funcionario del INAP, Luis
Herrera Díaz-Aguado, cuyos trabajos concluyeron el pasado mes de septiembre.
El informe arranca subrayando la relevancia de
la Administración pública española en el desarrollo y la sostenibilidad de
nuestra sociedad, y vinculando la gerencia pública, los modelos de excelencia,
la consecución de los resultados, los objetivos y las metas, “resultados que se
traducen en valor público” clave en un momento de crispación hacia la deslegitimación
como el actual.
El contenido del punto 3, “Profesionalización
de la dirección pública” se describe así: Diferenciar con claridad el espacio
de dirección estratégica, propio del Gobierno y de configuración política, con
el espacio de la dirección gerencial, de carácter profesional, estable y responsable.
Para ello se propone la creación de un espacio de DPP ubicado entre la
dirección de nombramiento político y la esfera técnico-profesional cuyo
desarrollo aconsejaría un Estatuto del Directivo o una Ley de Dirección
Pública.
En la articulación del modelo el informe
recoge algunas alternativas que dejan posiciones abiertas. Por ejemplo, en
cuanto a las personas que pueden acceder a la DPP, junto a la actual y tradicional
forma de provisión general por personal funcionario de carrera perteneciente a
cuerpos y escalas del subgrupo A1, una segunda, consistente en abrir el
acceso a los puestos de DPP también a personas externas a las AA PP, como hacen
la gran mayoría de los países que la han institucionalizado.
En cuanto a la selección, el documento propone
un organismo profesionalizado e independiente, al estilo de la CReSAP o
de la fórmula que la Junta de Andalucía ha diseñado en su anteproyecto de Ley
de Función Pública, que también facilitará la cobertura de los puestos
directivos que le solicite el Gobierno.
La cobertura deberá ir precedida de una convocatoria
pública en la que se fijen los requisitos exigidos para el desempeño del
puesto, las funciones inherentes al referido puesto y los méritos a valorar en
el desempeño del puesto.
En cuanto a la provisión de los puestos de la
DPP, pueden adoptarse dos soluciones también alternativas, incluyendo un
proceso de acreditación, como el que venimos defendiendo desde hace años algunas
de las personas que creamos la Asociación Dirección Pública Profesional, de
España, y que desarrollamos con el CERPER, que facilite la identificación de
personas que disponen del perfil profesional, las competencias, la formación y
la experiencia adecuados para el ejercicio de la DPP. Como se sabe, estos
mecanismos de acreditación o certificación incluyen la presentación de
evidencias, la superación de pruebas y la realización de entrevistas que
permitan dar cuenta de los conocimientos y competencias directivas de los
candidatos. El organismo antes citado designaría una terna de personas que
elevaría al órgano de la AE que hubiera solicitado la cobertura del puesto,
para su designación.
En la otra posibilidad, se iría a un sistema
de selección en el que el organismo estaría habilitado - podría ser asesorado
por especialistas técnicos - para definir y aplicar los instrumentos precisos,
con las peculiaridades propias de la selección de directivos, haciendo
compatible la valoración del mérito con la confianza profesional.
En cualquier caso, se establecería un acuerdo
de gestión o memorando de objetivos del directivo público, expresados como
resultados, que se haría público en la convocatoria de provisión y se
concretarían en cada anualidad. La
consecución de los objetivos del memorando sería ser evaluada objetivamente
por el organismo citado en un informe que debería elevarse al órgano
competente para el nombramiento. Los resultados de esta evaluación podrían
determinar la retribución variable prevista y, en su caso, la remoción del
puesto.
Los nombramientos para puestos
directivos profesionales serían temporales, acabando con las de hecho implantadas libres designaciones vitalicias. Durante el período del
mandato únicamente debería ser causa válida de cese la valoración negativa
contenida en el informe de evaluación del memorando de objetivos, acabando con los, demasiado frecuentes aun, ceses discrecionales, al otro lado del péndulo.
Se propone desarrollar proyectos piloto en
algunos organismos para validar la propuesta.
También se dedica un espacio para la DPP el mundo
local para entidades de cierto tamaño.
En fin, un sustancial avance sobre el
modelo actual que, sin duda, puede impulsar un profundo cambio de cultura.
Comentarios
Publicar un comentario