Hace unos dias publiqué una entrada describiendo mi apoyo a los sistemas de cita previa, desde la experiencia de haberlos utilizado como directivo en procesos de mejora de las organizaciones y enfoque a la ciudadanía y como preferencia personal en mis gestiones ante la Administración - pero no solo - y hoy lo voy a hacer haciendo una llamada al sentido comun en su uso y en su no uso.
La semana pasada una persona muy próxima se acercó a las oficinas de una gran empresa pública, ubicada en una importante capital de provincia, para solicitar un certificado digital. Al llegar al punto de atención de la empresa - que es una de esas que ponemos como ejemplo de gestión en nuestras reuniones y congresos - le preguntaron si tenia cita previa. Contestó que no, y le sorprendió la preguntra porque eran las 10.30 y no habia nadie mas, pero, como buena persona funcionaria - ya jubilada -, aceptó la situación y las reglas de la Casa.
Antes de irse, la persona que la atendia le informó de que, si era persona mayor, podia ir sin cita, pero al dia siguiente.
Y al dia siguiente se presentó, sin cita, en las oficinas de esta modélica empresa pública y, sin nadie delante ni nadie despues, la atendieron magnificamente.
Al contármelo me dice: "Lo que no entiendo es porqué no me atendieron el dia anterior...si no hacia falta cita y no habia nadie! Bueno, al final, una excelente oportunidad para un par de paseos largos al solito..."
En fin, mucho que aprender para evitar situaciones que rozan la caricatura...
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