Cuando hace unos años leí que la Organización de Naciones Unidas (ONU)[1] se proponía continuar con el reto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) - estrategia 2000 / 2015 - que fueron en su día la primera confluencia internacional para afrontar problemas globales como la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, o la mejora en el acceso a la educación, ahora a través de la Agenda 2030 y Objetivos de Desarrollo Sostenible, volví a sentir esa rara, por poco frecuente, sensación de orgullo de formar parte de la Humanidad.
Desde entonces, comencé a leer todo lo que caía en mis manos
sobre ese proyecto mundial, a escribir algo sobre sus avances e incluso a dar
unas clases para los empleados públicos de una Diputación que me lo encargó.
Siempre con mas pasión que conocimiento, porque las áreas de
los ODS son un gran abanico de materias, y centrado en los aspectos que me son más
cercanos, como la planificación, los indicadores, la participación que
conlleva, etc., he vivido los avances en los cumplimientos de los ODS de un
modo muy cercano, porque se trataba, por ejemplo, ni más ni menos, de acabar
con la pobreza y la desigualdad.
Leo en el INFORME DE PROGRESO 2022[2],
“acabar con la pobreza y la desigualdad”, el dedicado a la “pobreza infantil” que
la “tasa de riesgo de pobreza o exclusión de la población infantil” alcanza
entre cuatro y cinco puntos porcentuales más que la tasa media del conjunto de
la población, y que esta situación obligaría a “reiterar la necesidad de reforzar estrategias
de reducción de desigualdad, como la mejora continuada del SMI a los niveles
recomendados por la UE y reforzar los mecanismos de protección social en
hogares con menores. En este sentido, el gasto en España en políticas de
familia (combinación de transferencias, servicios, bonificaciones fiscales como
porcentaje del PIB y permisos) se encontraban en 2016 muy por debajo de lo que
gastan la mayoría de los países europeos”
La COVID-19 y la guerra de Ucrania nos han llevado a una
situación en la que en apenas un año se han perdido los avances de los últimos
cuatro ejercicios, “lo que demuestra la fragilidad de la senda de progreso de
las personas con menores ingresos y el riesgo de que, en cada nueva crisis, las
capas más vulnerables de la sociedad sean las mayores damnificadas”.
Mantener la Agenda 2030 significa continuar midiendo y
sensibilizando y tomando decisiones que disminuyan las brechas, con la
aspiración de eliminarlas de un modo definitivo.
[1] La ONU
es la mayor organización internacional hoy en día, con cerca de 200 Estados
miembros. António Guterres, su noveno Secretario General de las Naciones
Unidas, fue Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados de
junio de 2005 a diciembre de 2015 y antes Primer Ministro de Portugal entre
1995 y 2002, y asumió el cargo el 1 de enero de 2017. Su sede principal está en
Nueva York, en EE.UU. En Europa su sede está en Ginebra y también hay una sede
en España.
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