En estos días estamos viendo como cuando un partido establece con otro una alianza para gobernar y a cambio le garantiza la presidencia de un Parlamento regional, algunos medios de comunicación lo citan como de pasada, sin darle mayor importancia e incluso, a veces, quitándosela del todo, o sea, sin mencionarlo.
Si el Partido Popular ha llegado a la presidencia del Govern
Balear en ocasiones es, solamente, porque ha firmado un pacto con VOX de 110
medidas y no porque ambos hayan negociado el reparto de muy relevantes puestos
políticos como lo es el de la presidencia del Parlament de les Illes Balears.
Esa presidencia, en este caso, ha sido ocupada por personas
de muy diferentes perfiles personales y políticos, pero, en general, han tenido
un importante papel en la vida institucional y muy relevante en el desarrollo
del juego político. Por diversas causas - entre ellas la de haber trabajado
varios años en la calle Palau Reial, de Palma, justo en un par de edificios muy
próximos a la sede parlamentaria -, de todos ellos he tenido la oportunidad de
conocer de cerca la labor, muy diversa, de Antoni Diéguez, Consuelo Huertas y Vicenç
Thomàs a quienes expreso mi reconocimiento por su labor política.
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