Hay algún político que acaba de descubrir la importancia de las manos en las intervenciones públicas y ante los medios porque, de pronto, ha decidido exhibirlas. Sosote él, imagino imbuido por las enseñanzas de algún experto, ahora hace un gesto como acariciando un balón o un globo terrestre cuando se refiere a un conjunto – ya sea el su partido o la ciudadanía - y levanta el dedo índice para cualquier otro asunto, salvo cuando decide llevar una u otra mano de un lado para otro, como empujando un poco el aire para que haya mas ventilación. La parte buena para él es que esas exhibiciones obligan al cámara a ampliar o alejar el plano para que quepan las manos que él muestra, con lo que así queda mas alejado e incluso permite que salga algo de decorado por la parte de atrás, como un palacio cualquiera que tenga columnas y ventanales y arcos de medio punto.
Leemos en un documento del INAP [1] que el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Jose Luis Escrivá, ha propuesto un consenso sobre la transformación de la Administración General del Estado (AGE) - y a rebufo al resto de Administraciones Públicas - para fortalecer la captación de talento, evaluar mejor las políticas públicas y facilitar el acceso de la ciudadanía , expuesto en la Comisión de Hacienda y Función Pública del Congreso para conseguir que la Administración sea “más moderna e innovadora, mejor dotada de efectivos, que disponga de las herramientas tecnológicas que garanticen los derechos fundamentales de la ciudadanía, y con unos servicios públicos de calidad que sean más accesibles para todos”. La intención final es avanzar en los indicadores de buen gobierno, porque a pesar de la mejora de los últimos años “queda margen para seguir acercándose” a los países mejor posicionados, “los nórdicos, que es nuestra ambición”. Para cumplir ese obj
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