En “DESAFÍOS DEL MODELO DE EMPLEO PÚBLICO TRAS LA CRISIS SANITARIA”[1], Elisa Moreu Carbonell, Catedrática de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza, apunta lo que se viene diciendo desde muchos ángulos, ante la pasividad de cada uno de los gobiernos responsables de la selección de las personas funcionarias:
“Entre otras medidas, se propone la especialización de los
órganos de selección, la adaptación de las pruebas a las necesidades objetivas
de los puestos de trabajo y la previsión del salto intergeneracional. La
denuncia de que los sistemas de selección en el empleo público están obsoletos
es ya recurrente: se valora la capacidad de memorizar puntos, comas,
adverbios, apartados y epígrafes de los textos normativos. Para que las
pruebas sean capaces de seleccionar talento habría que hacer una evaluación
periódica de su idoneidad, y también hay que formar a personal capacitado para
diseñar correctamente las pruebas de selección.”
Su trabajo recoge también asuntos relacionados con procesos innovadores de carrera profesional, la reivindicación del personal directivo público, medidas de desvinculación del empleado público y de superación de la inamovilidad, expedientes de regulación temporal de empleo ERTEs, etc.
[1] Revista
Jurídica de Asturias nº47/2024, pp. 5-71
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