La campaña electoral en la que nos encontramos nos está ofreciendo un sinfín de situaciones extrañas que merecen la pena comentarse, como la de la negativa del partido de la oposición a que haya mas de un debate entre los dos líderes con más posibilidades de gobernar, y su empeño en que el único debate que aceptan no se produzca en TVE. Aparentemente, un aspirante debería intentar tener el máximo número de oportunidades de confrontar con el que aparentemente sale en la mejor posición por presidir un gobierno. Y debería incluir a la televisión pública estatal, que ha ofrecido ser la sede de un paquete de debates[1], opción rechazada por ese candidato.
Parece mentira que a estas alturas tengamos que defender el
papel de los medios de comunicación públicos como organizadores de los debates
entre candidatos en las campañas electorales.
Desde que se produjera aquel primer debate, entre González y Aznar en
Antena 3, moderado por Campo Vidal, RTVE ha ganado enormemente en independencia
– desde el modo de nombrar a su persona máxima responsable, la mejora de los
controles internos y externos, etc.- y
debería ser una de las sedes en el caso de haber mas de un debate, y la principal
en el caso de que, como parece, la oposición se niegue a celebrar más de uno.
El presidente del Gobierno y candidato a la reelección ofreció,
el pasado 5 de junio, la propuesta de
una cara a cara semanal cada lunes con el líder de la oposición. El partido
aspirante habló de "excentricidad" y propusieron otros formatos e
interlocutores, diferentes del “cara a cara” entre ellos que se incluyeran a
varios independentistas, para profundizar en la idea fuerza que mas utilizan.
En una democracia consolidada los medios de comunicación públicos deberían jugar un papel relevante en los procesos electorales, y en los momentos clave de esos procesos, como son los debates electorales.
[1] https://www.rtve.es/rtve/20230531/tres-debates-elecciones-generales-rtve/2448167.shtml
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