En estos días se han registrado en el Congreso de los
Diputados dos PNL - proposiciones no de ley - referidas al impulso del Estatuto
del Directivo Público Profesional y acerca de la movilidad de los
empleados públicos, iniciativas ambas muy esperadas por quienes defendemos
una transformación radical de nuestras Administraciones.
Dado que hemos argumentado sin descanso, durante una década,
con posiciones propias, pero principalmente con las de los académicos y
expertos más relevantes de todo el país, sobre la necesidad de profesionalizar
la dirección pública, no lo haremos de nuevo aquí y ahora, para apoyar la
iniciativa. Celebramos, eso sí, la buena noticia, y recomendamos, a quienes se
pongan a ello, de los diferentes grupos parlamentarios, que escuchen a los
académicos y expertos que tanto han publicado sobre el tema, y vean los modelos
más avanzados de otros países, ya que el enorme retraso que llevamos en la
materia no aconseja dar una manita de pintura, sino hacer un rediseño en
profundidad, innovar decididamente. Para ello tal vez les sea útil disponer de
las intervenciones y las conclusiones de nuestro 1er Congreso Global On Line de
Dirección Pública Profesional
Y como creemos en la gobernanza, sería bueno poner en marcha
un mecanismo de colaboración que incluya los ejes territorial y publico -
privado, desde el inicio. Ahí sería muy interesante incluir las experiencias y
avances de la región de Extremadura, del IAAP de Andalucía, de la Comisión de
Recursos Humanos de la Diputación de Barcelona, de instituciones del País
Vasco, como su Gobierno territorial o la Diputación Foral de Guipúzcoa, de los
Cabildos canarios... y por supuesto de las instituciones europeas.
En el argumentario de
las PNL se citan con acierto, temas relacionados con la evaluación del
desempeño y la carrera profesional, esperemos que para que una deje de ser, de
una vez, tras tantos años esperando su desarrollo, el “mirlo blanco” de la transformación
que necesitamos, con vinculaciones y desvinculaciones que dejen de basarse en confianzas
y desconfianzas, y la otra, la tapadera
para un aumento "sin control y nada a cambio", de las retribuciones, en algunas Administraciones.
En cuanto a la propuesta de la movilidad, se anuncia que se
buscará un “consenso entre la Administración General del Estado, las
comunidades autónomas y las entidades locales, así como las centrales
sindicales” para que en los concursos de provisión de puestos de trabajo se permita
la movilidad de los empleados públicos.
Sabemos que la endogamia administrativa, y el peor
corporativismo, han generado, alrededor de los concursos de provisión, un
sinfín de compuertas que han llegado a formar parte, con naturalidad, de la
cultura de muchas Administraciones. Se ve, ya sin sorpresa, que se cierren
puestos de concursos de un ámbito – pongamos de una CCAA – a otros – pongamos
de la AGE o de la Local -, y viceversa, o alternativamente. E incluso se
produzcan las reservas a cuerpos altamente especializados, para tareas generalistas,
dentro de una determinada área o entidad, en la que ese tipo de cuerpos son quienes
construyen estos posicionamientos y por lo tanto sólo miran por su propio interés. A veces esas compuertas son invisibles desde
el punto de vista formal, pero son “costumbres” que no se ocultan, incluso se
comentan libremente, y que funcionan como elementos repelentes para extraños.
La movilidad en las capas de dirección pública se hace
indispensable, tanto para generar oportunidades de aprendizaje, como para que
no se enquisten malas prácticas. Y de nuevo, tanto entre diferentes tipos de Administración,
como, dentro de ellas, entre diferentes áreas, departamentos o entidades. Pero
para ello dedicaremos, mas adelante, un poco más de espacio.
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