Hace un par de semanas releí con detalle el bien construido documento “España Digital 2025” (ED25), propuesta alineada con la iniciativa de la Comisión Europea para una Transformación Digital que el Fondo de Reconstrucción y Resiliencia considera como una de sus prioridades.
Recoge que la pandemia ha evidenciado nuestras debilidades,
pero también nuestra capacidad de respuesta en momentos muy dramáticos, y la
necesidad de reorientar nuestros modelos hacia otros más resilientes,
sostenibles, e inclusivos.
ED25, alineado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) y la Agenda 2030 quiere contribuir a cerrar las brechas que se han
agrandado, en los últimos años, por motivos medioambientales, socioeconómicos,
de género, generacionales y territoriales.
Entiendo que en los sectores estratégicos en los que debe
incidir la I+D+i está el de la Educación y por ello no ha de perderse
ninguna oportunidad para vincular la transformación digital de los
sistemas, los centros, los y las profesoras y los y las alumnas y sus familias.
Y para ello hay que dar una oportunidad a las aulas
digitales.
Algunas Administraciones llevan tiempo reflexionando sobre
la necesidad de disponer de un dispositivo para el
caso de cierre de aulas o de colegios por la aparición de contagios tras la
vuelta al cole. Algunos centros ya se han preparado optando por orientar la
compra de ordenadores en vez de la de libros. Algunos profesores llevan tiempo
trabajando en metodologías que permitan el mejor aprendizaje on line. (Interesante
consultar https://www.miquelflexas.com/post/escenario-semipresencial)
Pero, ¿no se va a dar con suficiente amplitud la oportunidad
desde el inicio del curso a desarrollar iniciativas semi presenciales, que
permitan a los y las alumnas cuyas circunstancias personales y familiares lo
permitan, progresar en el trabajo con tecnología y aprender desde sus casas,
compartiendo, además, actividades presenciales con sus compañeros y compañeras
periódicamente?
En algunas Comunidades esa oportunidad se va a dar en
algunos tramos de edad, pero de manera poco amplia y desarrollada, según la
información disponible. Seguro que en otras darán un paso mas tras los malos datos epidemiológicos que estamos conociendo.
No cabe entrar aquí en las ventajas de disminuir la densidad
de personas en las aulas en la opción presencial si la digital llega a tener cierto peso, pero no cabe
despreciar ese factor.
Creo que hay que ser ambiciosos y alinearnos decididamente con esa Transformación Digital que defiende ED25 y que está en la “hoja de ruta de país” que contempla “la puesta en marcha durante 2020-2022 de un conjunto de reformas estructurales que movilizarían un importante volumen de inversión pública y privada, en el entorno de los 70.000 millones de euros”, según vemos en el documento del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
O ¿es que nos vamos a arriesgar a que la estrategia digital se quede justo en las puertas de las escuelas y no aprovechemos para cerrar la brecha digital en la educación, tal como se recoge como objetivo en uno de los ejes estratégicos? Si el objetivo es que en 2025 el 80% de las personas tengan competencias digitales básicas necesitamos una opción de curso 20/21 prioritariamente on line, en los Centros que lo impulsen, en buena parte del profesorado y de las familias - involucrados en el éxito de la iniciativa y co produciéndola - y en el mayor número posible de tramos de edad de alumnos y alumnas.
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