Pongamos que hablo de dirección publica en la Televisión de Madrid.
Lo mejor de ser un apasionado de la idea del
“aprendizaje a lo largo de toda la vida” es que, a veces, esa posición lleva a
cambios sustanciales en la perspectiva sobre el conocimiento personal, en
general, y a veces a evoluciones en la dedicación profesional y, al final,
hasta puede que a transformaciones en el desarrollo vital.
Ese ha sido, en varias ocasiones, mi caso, pero
especialmente cuando, a principios de los 80, decidí hacer mi tesis doctoral
sobre los terceros canales de televisión.
En aquellos años, para un enamorado de la
Comunicación, desde la teoría y desde la práctica, tras haber trabajado una
temporada en RTVE, estudiar los cambios en el panorama de la televisión – las
dinámicas de “lo público frente a lo privado”, de “lo central frente a lo territorial”,
etc. – era toda una tentación inevitable. Así que me animé a dedicar mi tesis
doctoral a uno de esos debates y comencé a hacer un seguimiento del nacimiento
y desarrollo de Telemadrid, en aquellos tiempos toda una novedad y, en estos días,
de enorme actualidad.
Aunque luego mi tesis, en la que invertí la
friolera de 7 años, siguió por otros derroteros, comencé a estudiar los
avatares del canal público televisivo de la Comunidad de Madrid, que desde su
principio apostó por un Consejo Asesor muy potente y plural. Según algunas
encuestas solventes de aquel tiempo, el entonces nuevo canal contaba con un
gran respaldo ciudadano, y sin embargo con escaso apoyo de los partidos. Y con
la oposición firme de diferentes medios vinculados a los nuevos proyectos de
televisiones privadas. Tardó varios años en arrancar.
Yo seguí con mi tesis por otros senderos,
apostando por un modelo alternativo, ligero, complementario, participativo,
descentralizado y federado, pero siempre dediqué atención a aquel proyecto inicial
ilusionante, que, por otro lado, fue el camino que me permitió trabajar en una
Administración de nuevo cuño, como la de la Junta de Castilla- La Mancha, y
casi, en el propio ente público madrileño.
Mucho después, desde mi colaboración con la
Asociación de Usuarios de la Comunicación, que preside Alejandro Perales,
también he ido siguiendo algunos de los episodios más relevantes de aquel
canal. Desde luego ha tenido muchos de ellos muy singulares, pero pocos como
los dos de los últimos días.
En el primero, Telemadrid descubre un fallo de
seguridad de una web autonómica por el que se ponen al descubierto datos
personales de miles de ciudadanos entre ellos el Rey y el presidente del
Gobierno de España[1].
La consejería de Sanidad – de la que era la web - lo admite, e inmediatamente después el
ejecutivo de la Comunidad lo tacha de bulo. Telemadrid - y FACUA - lo denuncian
ante los tribunales[2] y
entrega a la policía las pruebas[3].
En el segundo, el pleno de la Asamblea de Madrid, a propuesta del PP para reformar la ley de Radio Televisión Madrid de 2015 - primera iniciativa legislativa en esta Legislatura, que además tiene lugar en un pleno celebrado fuera del periodo ordinario de sesiones (de septiembre a diciembre y de febrero a junio)[4] – suprime el garantista y profesionalizado modelo de elección de su dirección pública.
En
síntesis, la nueva ley de Telemadrid establece que el mandato del director general sea de
cuatro años – no de seis, como hasta ahora, diferente pues del ciclo político
-, no renovables, contados desde su nombramiento. Y que, si llegada la fecha de
finalización del mandato del director general la Asamblea no hubiese podido
completar efectivamente el procedimiento, el Gobierno podrá nombrar un
Administrador Provisional, con las mismas funciones y competencias que el
director general, y que será sometido a ratificación por parte de la Asamblea.
Y establece que los miembros del consejo de administración serán elegidos por
la Asamblea de Madrid de entre los propuestos por los grupos parlamentarios en
vez de por el sistema más abierto y plural anterior, ya que las organizaciones
profesionales y sociales dejarán de tener la emblemática representación que
tenían. O sea, un modelo de dirección pública mucho menos independiente.
Como broche, con su estilo habitual, la presidenta de la CAM dice que Telemadrid era "un negocio de cuatro", “un servicio público sin público" y "cuesta casi dos Zendales".
Asociaciones de periodistas, de vecinos,
de municipios, sindicales y profesionales, de Madrid, han presentado un
manifiesto en contra del ataque a la independencia de la dirección que impulsa
la nueva ley.[5]
[1] https://elpais.com/espana/madrid/2021-07-07/un-fallo-de-seguridad-de-la-consejeria-de-sanidad-de-madrid-deja-expuestos-datos-personales-del-rey-pedro-sanchez-y-otros-cargos.html
Comentarios
Publicar un comentario