Nicolás fue un gran amigo cuando vivimos en Toledo. Profesor de la Universidad Laboral, escritor, restaurador – increíble la cerveza de “Anduriña” – y vecino de tan solo superar el olivar y los terrones (que tanto gustaban a nuestra mastín “Racha” y no tanto a la doberman "Niebla", de nombre completo "Niebla de Gandalf el Blanco", que nos regaló) entre “Los Cantos” y “La Cuesta del Águila”.
Y ha sido un fantástico recuerdo durante todos estos años, hasta que supe, hace muy poco, que nos había dejado.
En septiembre del 22, La Voz de Galicia dijo de él: " Aguafuerte en gris". Fue el legado que nos dejó Nicolás Fernández Suárez del Otero. 513 páginas para 17 capítulos sembrados con cuidadoso vocabulario durante muchos años de trabajo literario. Justo en el momento que íbamos a presentar su obra en Castropol decidió quedarse dormido. Lo hizo en nuestro Cervo. Quizá por haber encontrado aquí el lugar más perecido a ese Castro Ferreira dónde transcurren los relatos; personajes, momentos y paisajes de su novela nostálgico costumbrista.
Nico inmortalizó la vida en una parroquia del territorio
asturgalaico. Con todos los ingredientes del pasado siglo XX. El era un hombre
que había enseñado a generaciones para que superaran los errores de una España
atemorizada por el nacional catolicismo y por aquella "escuadra del
cangrejo", con la que bravos paisanos ajustaron cuentas.
Los que más trataron a Nicolás se han quedado huérfanos
de su conversación, erudita, sorprendente, afable, observadora. Como me decía
Iban, su presencia en nuestra sociedad nada tenía que ver, ni con ALCOA ni con
la hostelería. Era un libre pensador culto que había encontrado su lugar en
nuestro lugar.
Su epitafio bien puede ser: Os dejo mi novela en
compensación a la paz que he encontrado en esta costa al norte del norte. Pero
sus personajes serán sombras que acompañarán los recuerdos de: Milagros, Fran,
Quico, Pili, Iban y Quica. Quizá deberíamos compartir con las gentes de
Castropol lo que nos dejó escrito.
Quien escribe hace un acto de generosidad. Comparte su
mundo interno con el mundo externo por saécula saeculórum.
Una de sus obras, magnífica y dura, la recomiendo, fue “El canto del petirrojo”
que he conseguido hace poco en Libros Alcaná.
Nos quedaron varias conversaciones pendientes y varios de esos
enormes abrazos que nos dábamos al despedirnos. En casa hemos recordado algunas de sus cenas y sus regalos - Niebla principalmente, tantos años con nosotros, tanta compañía y tanto amor - estos dias.
Libros Alcaná, pedidos@libros-antiguos-alcana.com
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/amarina/2022/09/18/nicolas-despidio-novela/00031663500753561883791.htm
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