Como todos, o como tantos, yo leo en una pantalla, desde hace mucho, documentos de trabajo y de ficción. A veces, alguien muy cercano, me pasa enlaces a algunos libros que veo en el móvil y que disfruto, pero prefiero tenerlos entre mis manos.
Ahora estoy leyendo un ensayo “Nexus” de Yuval Noah Harari, que
subrayo.
Uno de mis primeros trabajos "informales" fue en un almacén de papel. Me enseñaron las artes de la clasificación de papel. Era un local
cerca de la Glorieta de Bilbao, en Cardenal Cisneros, una calle repleta de
bares y tabernas antiguas en la que ponían una taza de caldo y una tapa por
casi nada, y con tres te dabas por comido, en aquel maravilloso barrio madrileño
en el que vivieron mis abuelos. Otro fue el puerta a puerta de enciclopedias.
Mi primer trabajo serio fue, unas calles más allá, también
en el centro de la capital, en la editorial Magisterio Español, como vendedor
de libros de texto.
Y el marido de mi madrina tenia una editorial de libros
jurídicos, también en una calle muy céntrica.
Cuando entré a trabajar en la Administración, al poco
tiempo, me hicieron jefe de Publicaciones. Editábamos revistas y libros
técnicos.
Y algo después fundé la revista Zoco.
Y décadas después
escribí un libro, on line y físico, de más de 500 páginas.
Para mí un kiosco de prensa siempre fue como un pequeño
altar y una librería como un santuario.
Por eso regalo libros, de papel, grandes y pequeñitos - para que quepan en la maleta que irá en el avión - de vez en cuando.
Disculpadme si he tardado mucho en contaros esto.
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