El título de esta nota debería ser “Lecciones aprendidas tras la DANA mas brutal de nuestra historia reciente”, pero he preferido no poner más el dedo en la herida, aunque haya sido la más tremenda en todos los órdenes: personas muertas, daños económicos, territorio afectado… Una situación que requerirá de enormes recursos para paliar ese enorme impacto en varios municipios – en Letur, Albacete, en Calvià, donde vivo… – pero especialmente en Valencia: Paiporta, Chiva, Catarroja, Aldaia... (Y digo paliar porque ya sabemos que las pérdidas humanas son irreparables…)
Allí se han fijado las miradas de todos y todas en estos
días, al principio en las montañas de coches apilados, en el barro en las
calles, en el agua turbia en los sótanos y garajes… y después en las enormes
filas de voluntarios que se han ido aproximando a pie para echar una mano,
llevar un poco de agua potable y alimentos básicos, retirar el fango o,
sencillamente, mostrar cercanía ante el tremendo drama personal de quienes han
perdido algún ser querido, su negocio o lo imprescindible para seguir con una
vida normal.
Y, más tarde, en lo más terrible: los datos de los muertos
que pasan de los dos centenares…
Esta lista de lecciones esta hecha a bote pronto y seguro
que faltará algún elemento, pero casi siempre me guio por aquello de que lo
mejor es enemigo de lo bueno.
1.
Hay que confiar en los organismos públicos, como
la AEMET.
2.
No hay que encargar la gestión política de áreas
de responsabilidad a quienes están en contra de los consensos científicos e
internacionales sobre la materia, como pueda ser el cambio climático, ni a los
generadores de bulos como los relativos a la demolición de presas.
3.
No hay que reclamar un trato individual
preferencial, aunque se sea uno de los más importantes líderes parlamentarios,
porque lo importante es lo colectivo.
4.
Hay que pedir los recursos extra necesarios a
los niveles territorialmente superiores porque no significa ser más débil:
pedir 500 en vez de 5.000 solo perjudica la imagen de quien aparece como un
pésimo gestor, y a los propios niveles inferiores.
5.
Hay que actuar con la máxima diligencia porque
el retraso en las comunicaciones significa más daños y más muerte.
6.
Cuando se ha apostado por retrasar las
comunicaciones – vaya usted a saber por qué – no intente relatar algo distinto,
porque hoy en día hay registros sólidos de todo lo que hace una institución
pública y se sabrá toda la verdad casi en directo.
7.
Intente ser educado e incluso exquisito con
quienes se interesan por la situación de sus seres queridos o pretende ayudar
desinteresadamente. Lo que menos necesitan es un bufido.
8.
Tras el desastre, alinee todos sus esfuerzos con
quienes pueden conseguir fondos internacionales. Y vuelva a ser ambicioso en
todos los órdenes.
9.
La reconstrucción de cada uno de los elementos
que configuran el valor de un territorio – los materiales, pero también los
emocionales…- es una tarea ingente que hay que planificar a largo y comenzar a
ejecutar de inmediato con mucha mano izquierda.
10.
Mas transparencia, mejor cooperación con los
medios de comunicación, generará mas confianza en las instituciones, aunque los
datos sean demoledores.
(La mirada personal se me ha ido a los lugares donde tuve o tengo
familia - Elda, Castellón, Alicante... -
o amigos y compañeros – en toda la
Comunitat- , pero se ha quedado en la imagen de esa voluntaria que abraza a una
mujer desconsolada…)
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