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Liderazgo y participación genuina

 

De la mano de Guillermo Yáñez, innovador público en el campo de la contratación pública, leo “Participación Genuina o el arte de pensar, decidir y trabajar juntos”, del consultor Eugenio Moliní, que me parece muy estimulante y me sugiere varias cosas, algunas de tipo personal / profesional  y otras en el terreno genérico del rol de las personas directivas públicas en los procesos de transformación innovadora de las organizaciones públicas.

En el primer terreno entro cuando encuentro esta frase: “Hace años tenía la ambición mesiánica de cambiar radicalmente la cultura de las organizaciones con las que trabajaba, pero hoy en día tengo ambiciones más modestas”. Inevitablemente he pensado en cuando me propuse que, una determinada región para la que trabajaba, fuera una de las más activas en Europa en cuanto a la idea de la evaluación de sus organizaciones utilizando el modelo público y gratuito CAF, impulsado por la UE. ¡Y casi lo conseguimos! O cuando me comprometí a implementar una cultura del compromiso entre las instituciones de esa misma región y la ciudadanía usuaria, impulsando cartas ciudadanas en cientos de centros prestadores de servicios en menos de 4 años. Y tampoco acabó mal ese reto, he de decir.  Pero no cabe duda de que, ambiciones de ese tamaño, sólo se pueden producir y llevar a buen fin en contextos determinados en los que no se arriesgue la cohesión de los equipos.

Por un lado, se tiene que dar que los “propietarios” – líderes, directivos, directos e indirectos…- de la organización dejen a un lado sus miedos - muchas  veces paralizantes - ante la posibilidad de que, un proceso de participación, para facilitar un cambio disruptivo, intentando utilizar la lógica de equilibrar las necesidades de la ciudadanía, organización y de las de las personas, acabe mal y deje las cosas peor que al principio.

Por otro, que “los secuestradores del proceso” o “los invasores del espacio participativo”, quienes aprovechan las oportunidades de apertura para poner sobre la mesa viejas rencillas, dejen para otro momento sus cuitas para que los procesos fluyan.

La metodología que propone Moliní está enfocada en la tarea y se basa en una “causalidad inversa”, esto es, en que “trabajando bien juntas las personas estarán más satisfechas, las relaciones mejorarán y también el clima laboral”. Y requiere trabajar desde un sistema de valores.  Vemos que sirve para reuniones sueltas y para procesos más largos: “la escala cambia, pero no los principios ni el método de diseño. Los procesos participativos sirven para afrontar tareas de carácter variado: estrategizar, gestionar el cambio, diseñar proyectos, planificar su implementación, solucionar problemas o resolver conflictos”.

Las personas directivas, también en esos procesos de participación interna, son clave en cuanto generadores de la confianza entre unos y otros y en - y con - las herramientas y los instrumentos necesarios para hacer crecer cambios fuertemente innovadores.

Su libro en: http://molini.eu/wp-content/uploads/2012/03/Libro-sobre-Participacion-Genuina.pdf

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